Willy Crook: “Grabar ‘Gulp!’ fue épico, pedagógico y moderador”

A 40 años del primer disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota apareció un audio inédito del entonces saxofonista describiendo aquella experiencia iniciática a la que llegó inmediatamente después de mudarse de Villa Gesell a Buenos Aires.

Por Juan Ignacio Provéndola | A mediados de 2020, cuando la pandemia estaba acelerando en quinta y las cuarentenas se prolongaban, “Gulp!” cumplía 35 años de su lanzamiento y Willy Crook accedía a recordar aquella experiencia discográfica totalmente iniciática tanto para él como para Los Redondos. “En esa época que yo era un joven muy efervescente e intenso, por no decir otros calificativos, y una de las tácitas y místicas ordenes de Patricio Rey era que no me acercara al micrófono bajo ningún aspecto. Y yo estuve muy de acuerdo: no era conveniente para nada que dijera lo que pensara… y mucho menos en un micrófono”, comentaba Crook con su característico sarcasmo a través de un prolongado mensaje de voz vía Whatsapp. 

“La grabación del disco ‘Gulp!’ tiene, para mí, muchísimos detalles. Más que detalles, varios todos. Y la suma de los todos era superior a la unidad de sí misma, por decirlo de algún modo”, decía Willy. “Fue mi primer disco y también el primero de Patricio Rey y Los Redondos. Felizmente, Skay tenía una idea bastante clara de lo que quería en sonido, que fue siempre su habilidad, cosa que agradecemos. El Indio también tenía conceptos bastante claros, por supuesto. Y cada uno de los demás teníamos en claro nuestra parte, que era integrar el engranaje de la máquina: Semilla (Bucciarelli), Tito (Fargo), el Piojo (Ábalos) y yo”

“Había un concepto bastante claro de lo que uno tenía que hacer para que una idea funcionara, fuera propia, de otro o de quien sea, pero en el marco de un engranaje. Ya por entonces felizmente me empapé de ese concepto”, aseguraba Willy Crook. “Todo ello estimulado además por los masivos ensayos constantes a los que éramos sometidos. Siempre hubo un nivel de ensayos superior. Y superior a mí comprensión, por cierto. Pero no a mi obediencia. Porque había otra ley no escrita: se ensayaba y nadie se moría, ni se casaba, ni se iba a la guerra, ni nada. Los ensayos eran inapeables”.

“También fue una experiencia bucólica, campestre y hippie, porque era en Villa Adelina, el estudio de la familia Vitale, que obedecía al nombre Músicos Independientes de Argentina, si mal no me equivoco, ja”, apuntaba Willy.  “Era lejos. Lejos de la civilización, por empezar. Entonces esto ya le daba un tinte de aventura. Aún no existían los estudios con alojamiento propio como después felizmente aparecieron. Además todavía era una época bastante fronteriza con la nada para grabar y todo eso. Había un buen par de estudios, pero estaba muy fresca la democracia y todavía seguíamos siendo criaturas para mantener enjauladas según las sociedad”. 

Si bien Crook insiste en que tenía claro que su rol que en el proyecto estaba subordinado a liderazgos ajenos, también recuerda un suceso con Lito Vitale, que fue en la dirección contraria. “Él era el técnico de grabación del disco, y en un momento, cuando llega una de mis partes, dice: ‘mmm, está desafinado el saxo’. Yo me lo tomé como si me hubiesen atropellado a mi mascota con un rastrojo, un auto espantoso. ‘¿Cómo? ¿Qué decís?’, le dije. Cabe recordar que dejé en claro que era un joven un poco intenso”. 

“Me puse un poquitito necio y el grado de belicismo escaló tanto que en un momento lo veo por el vidrio que se me cruza de brazos y se me empaca. Eso ya fue una declaración de principios. Y de finales, sobre todo, porque no pensaba seguirme grabando. Cuestión que me someto al polígrafo del afinador. Y, efectivamente, estaba desafiando. En resumen: nunca odié tanto a alguien ni le agradecí tanto a alguien porque tuviera razón”.

“En lo musical el disco estaba muy cocinado bajo el baño maría de los ensayos y en los personal me la pasé formidable”, reflexionó. “Sentimientos confusos se albergan en el pecho del hombre Crook y eso es lo que más recuerdo de la grabación. Fue épico, pedagógico y moderador. Y puedo seguir con los calificativos como regio, central, macanudo y con gancho comercial… bueno, eso último no. Aunque luego, claro que sí”.