El libro “Historias de Villa Gesell” será reeditado con correcciones, ampliaciones y nuevos capítulos. Aquí anticipamos uno de ellos: el que habla sobre la ciudad durante la último dictadura, las tareas de espionaje y los cuerpos aparecidos en la playa.
      
      
		
DICTADURA 
Marea negra
  (Del libro «Historias de Villa  Gesell»)
En diciembre, el mar suele amanecer calmo. Como  si supiera lo que está por venir, sus aguas se mecen con relajo, regalando una  música suave y dejando la estela de espuma tras su retirada. Sin embargo, una  presencia extraña quebrantó la amabilidad en esos días de 1978. A veces, el océano  parece comportarse como el organismo humano, eliminando lo que no necesita, lo  que lo excede o lo que le fue introducido a la fuerza. Eso fue lo que sucedió  entre diciembre de 1978 y enero de 1979, cuando el mar comenzó a vomitar  cuerpos. Primero uno, después otro, y luego varios más. Nunca se pudo precisar  el número, aunque los testimonios hacen pensar en no menos de diez. Una postal  espeluznante: de repente, las orillas se convirtieron en una especie de morgue  regada con cadáveres hinchados y azules, algunos sin manos, otros sin cabeza.
“Recuerdo seis cuerpos,  pero no se podían identificar. La mayoría tenía las manos cortadas o le faltaba  la cabeza. Además estaban deteriorados por la acción del mar y de los peces.  Fue algo horrible. Nos pidieron que los dejásemos en un pasillo de la Comisaría. Los  apilaron ahí y después no supimos nada más”, le contó Ernesto Manzo a la  periodista Agustina Blanco en una investigación que Canal 2 hizo sobre la  última dictadura en Gesell. Manzo era miembro del incipiente cuerpo de Bomberos  Voluntarios local, formado por nueve jóvenes que llegaron ese día a la playa y  Paseo 150 a  raíz de un llamado, sin sospechar lo que iban a ver. No fueron los únicos que  vieron ese espectáculo doloroso: en el mismo programa, el guardavidas Humberto  Flores contó que “una vez, estábamos  pescando con un amigo y aparecieron restos humanos en bolsas, incluso una  cabeza. No nos dio miedo, sino tristeza”.
    
Leé el capítulo completo en la versión impresa  de “Historias de Villa Gesell”. Click  aquí.