Anna Böttger: un recuerdo de la madre de Carlos Gesell

Nacida en Alemania, tuvo una dura infancia luego de que su padre abandonara a la familia; luego se mudó a Buenos Aires, donde Silvio Gesell, su marido, fundó la célebre «Casa Gesell»; había nacido el 31 de enero de 1857.

Anna Dorothea Boettger, esposa de Silvio Gesell y madre de Carlos Idaho Gesell, el fundador de nuestra ciudad, nació en Annaburg, Alemania, el 31 de enero de 1857. Su padre, Carlos Boettger, ingeniero e inventor, no tuvo suerte en sus emprendimientos y decidió emigrar al Brasil, donde fueuno de los pioneros de la ciudad de Blumenau y donde fundó una nueva familia. Su esposa prefirió quedarse con sus hijas en Alemania, donde apenas pudo mantenerse con un pequeño negocio. Anna tuvo que salir a ganarse la vida y encontró trabajo en una confitería en Brannschweig. Allí conoció a Silvio Gesell, cinco años menor que ella, cuando fue a encargar una torta para enviar a su madre. Silvio quedó prendado de su simpatía y de sus hermosos ojos castaños.

Para reunir el dinero necesario y proponerle matrimonio, Silvio viajó a Buenos Aires, con 24 años, lleno de ilusiones y con una valija de instrumentos para dentistas que sus hermanos vendían en toda Europa. Tuvo éxito, vendió lo que traía, y así pudo enviar el pasaje a Anna. Silvio y Anna se casaron en Montevideo y se radicaron en Buenos Aires, donde Silvio abrió un pequeño negocio de importación –la futura “Casa Gesell”- y donde nacieron los cuatro hijos del matrimonio: Ernesto Fridolin, Anita, Carlos Idaho y Juana.

Anna fue una mujer extraordinaria, de esas que nuclean a su alrededor a toda la familia. Sencilla, alegre, vital, a pesar de su vida de constantes trabajos, cambios y problemas de salud. Ella siempre tuvo una fascinante capacidad de ver lo bueno a su alrededor y en los demás, y expresarlo con entusiasmo. Mantuvo correspondencia con sus hijos a lo largo de su vida.

El 1 de febrero de 1929, desde Rehbrucke, Alemania, Anna escribe: “Mis queridos, queridos hijos Carlos y Martita: No me salen las palabras para describirles qué día tan feliz pasé en mi 70 cumpleaños, con un hermoso día, con los cantos de los pájaros, los jacintos, fuerza y belleza, hermosos perfumes y doy gracias por ustedes, mis queridos hijos, que se me suben al corazón”.

(Extracto del cuadernillo “Mis muy queridos hijos”, editado por el Museo y Archivo Histórico de Villa Gesell en 1996)