Acuario: el dilema entre el rescate o el remate

Se aproxima la fecha establecida por el Banco Provincia para realizar el remate del histórico edificio, hoy en ruinas pero revalorizado gracias al sostenido trabajo de un colectivo de vecinos. Acciones y maniobras antes de que se agote el reloj de arena.

noticias@gesell.com.ar | Al viejo Acuario de Villa Gesell se le está acabando el tiempo. El Banco Provincia ordenó el remate del edificio para el 21 de noviembre, fecha en la que el histórico lugar quedará en manos del mejor postor.

Una noticia angustiante para quienes, desde hace dos años, vienen realizando tareas lentas pero sostenidas en pos de la revalorización del espacio.

Durante todo este tiempo, el colectivo de trabajo hizo su tarea en el lugar, mientras en simultáneo intentaban avanzar en el otro terreno igual de enmarañado: el legal.

Sobre el predio pesa una vieja deuda con el Banco Provincia, quien ahora buscará saldársela a través de lo que el remate recaude.

En varias oportunidades viajaron grupos de vecinos a los tribunales porteños para entrevistarse con el juez. Así se fueron logrando algunos amparos que permitieron demorar el remate. La idea era aprovechar ese nuevo tiempo de gracia para negociar la deuda.

Sin embargo, el Banco finalmente decidió llamar a remate para el 21 de noviembre, fecha en la que los interesados se juntarán en un salón para disputarse la propiedad del lugar que alguna vez supo ser el Acuario más grande de Sudamérica. Como muchos saben, la idea fue de Roberto Gesell y el financiamiento de su padre, Carlos, quien lo sostuvo casi una década, hasta que el proyecto se volvió económicamente insostenible.

Cerrado en 1985, el predio estuvo abandonado a su suerte, ruinoso y vandalizado, hasta que un grupo de vecinos empezó a trabajar en pos de su recuperación.

En los dos días previos a la fecha establecida para el remate se realizarán las angustiantes “vistas”, en las cuales los potenciales oferentes visitarán el predio que pretenden adquirir. Impotentes y acorralados, los vecinos que vienen trabajando en el viejo Acuario tienen programada una serie de actividades justo en la fecha de las “vistas”. Por si no logran conmover a los oferentes con esto, tendrán además la ordenanza que declara al lugar como “patrimonio histórico”, lo cual impide que sea modificado o demolido.

El tiempo empieza a agotarse y el destino del Acuario parece atado a la incertidumbre. ¿Qué pasará con él?