40 años de Atlético: el rol social detrás del éxito deportivo

De copas puede vivir un equipo, pero un club necesita algo más que resultados para lograr su cometido en una comunidad. Un breve repaso por la historia de una institución que llega a las cuatro décadas con sueños cumplidos y proyectos futuros.

A lo largo de sus 82 años, la Liga tuvo grandes equipos y varios protagonistas. Campañas memorables y escuadras notables llenaron de gloria las páginas doradas de su historia: primero Independiente, más tarde el Cosme y luego Juventud Unida y El León impusieron su dominio, aunque en las últimas décadas la relevancia deportiva se extendió más allá de Madariaga, como ocurrió cuando San Vicente de Pinamar realizó aquella gesta por el Argentino B en 1997.

Aunque sin tanta antigüedad como la mayoría de aquellos, Atlético hizo su camino de la misma forma que los colegas de la zona: con el trabajo de esfuerzos desinteresados e individuales. Impulsados más por la filantropía que por la ambición: Con desaciertos humanos, desde luego, pero siempre con la noble ambición que persigue toda institución de bien: la de hacer un aporte que enaltezca a la comunidad que integra. Que la honre y que la mejore. En este caso, a través del fútbol, uno de los fenómenos culturales más representativos de nuestra sociedad.

Toda historia de club vocacional incluye momentos angustiantes, y los de Atlético tal vez hayan sido aquellos vinculados con la construcción de su estadio y la posesión de las tierras. Una larga odisea que comienza en sus mismos orígenes, a principios de los ’70, y se prolonga a lo largo de treinta años. Una fallida sociedad con una empresa privada, expropiaciones municipales, una deuda inesperada y un complejo litigio judicial expusieron al club al riesgo de perderlo todo. Finalmente, aquella situación fue resuelta y Atlético al menos pudo conservar el estadio y sectores adyacentes.

Aquel arreglo final solo le dejó un cuarto de su posesión original (en la que se incluía el extenso Polideportivo y el tanque de agua de Boulevard), aunque por primera vez logró que algo le perteneciera de manera constante y sonante. En ese entonces, promediando los ’90, el club concentraba -entre la Primera, las divisiones juveniles y las categorías infantiles- a centenares de personas que se vinculaban diariamente con el Carlos Idaho Gesell. La defensa de ese patrimonio fue indispensable para que Atlético, a treinta años de su fundación, pudiera finalmente consolidarse. A partir de allí, el club siguió fortaleciéndose en el fútbol, aunque buscando la esperada expansión institucional. Y comenzaron a aparecer los resultados.

No es casualidad que los momentos deportivos más importantes hayan coincidido con etapas de evolución institucional. El primer campeonato de 1973 jerarquizó a Atlético en el ámbito del incipiente fútbol geselino, la era ganadora del 89-95 despertó un inédito interés en las nuevas generaciones (impulsando como nunca las divisiones inferiores e infantiles), el inolvidable pentacampeón del 2004-2007 fue contemporáneo a nuevas instalaciones (el SUM y la cancha cubierta), y el actual proceso, que arrancó en 2012 y ya suma cuatro títulos, encuentra a un club expandido más allá del fútbol, a través del hockey y del vóley. Lo que sigue es la inminente inauguración de la sede social.

Aunque venía participando en la Liga Madariaguense desde 1971, Atlético fue creado formalmente el 7 de diciembre de 1974. Una reunión en la que los socios fundadores (un poco más de veinte personas) dejaron por escrito los objetivos del club: “propender a la práctica de deportes creando los medios necesarios, estimular los vínculos sociales de los habitantes de la localidad, difundir y desarrollar actividades culturales, desarrollar un ambiente de cordialidad y solidaridad entre los asociados y propender al mejoramiento intelectual y cultural de sus asociados”. Eso dice el estatuto fundacional.

En pocos días se cumplirán 40 años de aquella fecha y los objetivos trazados hace cuatro décadas parecieron ser premonitorios. Todos y cada uno de ellos son, hoy, una característica que define al club. Ese es el verdadero secreto de su éxito. A su manera, Atlético influyó en la identidad de la ciudad. Una institución que se instala en una comunidad para ofrecer un rol de formación y contención social es victoriosa aún cuando transcurran siglos y siglos sin ganar un solo partido.