Gastón Churrupit y la mirada de Kusch entre Maimará y Villa Gesell

El docente y filósofo geselino presentó su primer libro “Maimareando: Ensayo sobre la identidad americana desde el pensamiento de Rodolfo Kusch en la Quebrada de Humahuaca” en el salón principal de la Escuela 1 y actualiza la mirada americanista del célebre pensador.

 

Por J.I.P. | Para llegar a “Maimareando”, el docente y filósofo geselino Gastón Churrupit dio todo un giro vivencial y profesional que comenzó y terminó en Villa Gesell, la ciudad donde nació y ahora habita. Solo que en el medio sucedieron un montón de situaciones que están afuera de su marco teórico, de su objeto de estudio y de su profesión: desde el pibe que cursó en la Escuela 3 y en el Anna Böttger mientras jugaba al fútbol en Atlético Villa Gesell (donde debutó en Primera con tan sólo quince años, récord absoluto en su posición, la de arquero), el joven que se fue a La Plata para recibirse de profesión de Educación Física mientras hacía las Inferiores en su amado Gimnasia y el adulto que se anotó en la carrera de Filosofía en Mar del Plata después de una experiencia en el fútbol haitiano que lo marcó para siempre. 

Después de jugar en equipos de mucha popularidad e historia en el fútbol del ascenso y en el Interior (Talleres de Córdoba, Gimnasia y Tiro de Salta, Acassuso), Gastón necesitó conectar con un lugar que solo podrá resultarle indiferente a un insensible: la Quebrada de Humahuaca. Un sitio lleno de colores y olores, de historias y de Historia, y de un pasado inmemorial que se vuelve presente en cada rincón de esa tierra sagrada. 

Lo que hizo Gastón Churrupit fue seguir los pasos de uno de sus grandes inspiradores, el pensador y antropólogo Rodolfo Kusch, quien usó la filosofía para subvertir el pensamiento acerca de lo indígena y lo popular en América hasta su propia muerte, acontecida en septiembre de 1979 en Maimará. Hasta esa localidad quebrada viajó Gastón con libros de Kusch en una mano y una libreta de apuntes en otra. 

Un método propio de Kusch que no tiene tanto que ver con un método estrictamente científico, sino con “el vínculo emotivo con lo que va acontecimiento en un viaje”, indica el filósofo geselino. En ese sentido, lo hizo “al estilo Kusch”. Esto es: replicando el camino que hizo el propio filósofo cuando decidió ir al norte “y tratar de ubicarse en lo alterno, pensarse más allá de los límites que propone Occidente”.

“Kusch lo que hace es tratar de hacer dialogar el pensamiento indígena con la academia, o con Occidente. Entonces lo investiga y lo analiza profundamente. Y lo que se intenta representar ahí es que esas categorías sirven para poder pensar las cosas desde otro lugar que si se está dentro de Occidente, no se pueden realizar. Son las categorías de “exterioridad”, tal como se llaman en Filosofía, de poder ver lo que sucede del otro lado sin el reduccionismo o el enjuiciamiento occidental. Entonces hay críticas en términos filosóficos como la crítica al individuo, la crítica a la relación sujeto-objeto o la crítica a la idea del “ser alguien” que Occidente impone. En ese sentido Kusch, presenta una teoría novedosa que sirve muchísimo para hacer una crítica al sistema, que es la idea del “estar” que es propiamente de los pueblos indígenas, una idea que tiene que ver más con lo natural que con lo corporal, más emotiva, que por lo general se deja a un lado para intentar ‘ser’”.

“Maimará es un lugar que le permite a uno encontrarse con ese tipo de cosmovisiones que remiten a los pueblos indígenas, pero en donde anida lo popular”, dice Gastón. “En ese sentido, la teoría de Kusch da las herramientas para, de alguna manera, irse desprendiéndose de ese ser occidental, por medio de una negación, por medio de ocupar el no lugar, el Intento permanente de jugar a ser otro, imaginándose ser otro”.

El libro se llama “Maimareando: Ensayo sobre la identidad americana desde el pensamiento de Rodolfo Kusch en la Quebrada de Humahuaca”, aunque Churrupit reconoce “en el texto aparece todo mi corpus filosófico, porque fue pensado como un intento de divulgación filosófica de pensadores que me atravesaron a mí. 

“El relato es una ficción, pero detrás de la ficción hay una historia de un tipo que va y tiene una especie de conversión, porque el lugar le permite reconfigurar y pensar el mundo desde otro lugar. Entonces aparecen ahí todas mis inquietudes”, indica el profesor del anexo geselino del Instituto de Formación Docente de Madariaga. “Por ejemplo, cuando salgo empiezo a pensar los conceptos de raza y qué pasa con la negritud y el pobre, incluso qué pasa con ellos en el aeropuerto mismo, por dar un ejemplo. Y bueno, a partir de eso, ir vivenciando distintas acciones”.

“El libro está dividido en tres y está escrito en primera persona, para no escatimar lo que me iba pasando y lo que iba leyendo en el mientras tanto. Lo cual también constituye una posición política, ¿no?”, concluye Gastón, quien presentó su trabajo ante una gran concurrencia en el salón principal de la Escuela 1.

 

 

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