Horacio Fontova: “Nunca olvidaré las propaladoras de la Avenida 3”

Recuerdos geselinos de un gran artista que cosechó numerosas anécdotas en la ciudad. Capítulo adelanto de “Villa Gesell Rock& Roll – Volúmen 2”, segunda parte del libro que será editado a fines de 2020.

 

Por Juan Ignacio Provéndola | Músico, actor, escritor, dibujante, diseñador gráfico y humorista; a lo largo de sus 73 años de vida, Horacio Fontova desarrolló una innumerable cantidad de talentos, aunque en Villa Gesell había imaginado una actividad que no aparece en su biografía: “La primera vez que planeé viajar a Gesell… fue para poner una parrilla”, reconoció entre mates y Marlboro una noche de hace un tiempo en su casa de Villa Crespo. “Tenía 18 años y lo iba a hacer junto a un primo mío. Pero justo cuando viajamos a hacer la transa para alquilar el local, tuvimos un accidente en la ruta 2 a la altura de Dolores y finalmente quedó en la nada. Lo íbamos a llamar ‘A nivel de chorizo’”.

Alguna vez reemplazó ocasionalmente al Indio Solari en la voz principal de Los Redondos, en otra oportunidad sustituyó a Daniel Rabinovich para una gira que Les Luthiers realizó por Europa, además ganó el premio Konex a la Trayectoria por sus propios proyectos musicales y cosechó dos Martín Fierro por su recordado personaje Sonia Braguetti.

Como se ve, hubo muchos escenarios en la carrera artística del Negro Fontova. Pero el primero… fue en Villa Gesell.“Empecé a ir en los 60’, y recuerdo una temporada en la que fui en septiembre y me quedé hasta marzo. Durante todo ese tiempo laburé en un boliche que se llamaba Pajarracos, en Paseo 103 y Costanera. A la noche tocaba la guitarra a cambio de comida y de que me dejaran tirar una bolsa de dormir, porque no tenía adonde apolillar. Hacía clásicos de acá como ‘La Balsa’ y también unos temas propios muy pero muy raros. En el público siempre eran mayoría los jóvenes, y muchos de ellos también hippies”.

El rock se estaba empezando a instalar en Argentina y la Villa era una parada obligatoria para todos los músicos pioneros. “Nunca me voy a olvidar de las propaladoras que estaban en la avenida 3 y en todas las esquinas, y desde las cuáles sonaban todo el tiempo Manal, Almendra y todas las bandas de nuestro rock inicial”, confesó. Se estaba refiriendo. Radiart, el sistema de radiofonía instalado en los altos de los postes de luz.

En esos veranos Fontova se cruzaba en Gesell con Miguel Cantilo y Jorge Durietz (del dúo Pedro y Pablo) y también a “un grupito de pibes que estaba empezando a tocar bajo el nombre de Sui Generis”. Muchos de esos encuentros terminaban con guitarreadas alrededor de un fogón en la playa en los que surgían bocetos de canciones. Una de ellas fue “La pradera”, grabada más de diez años después en el primer disco del Trío Fontova (publicado en 1982).

Ya en los 70’, Villa Gesell vuelve a significar para Fontova la posibilidad de otro debut. “Un grupo de norteamericanos y de chicanos empezó a hacer un barrido por la costa buscando hippies de pura cepa para montar en Buenos Aires la comedia musical Hair, y en esas playas me encuentran a mí, y también a tipos como Miguel Abuelo, por ejemplo”. La versión argentina de la obra se estrenó en mayo de 1971 y Fontova no sólo fue parte del elenco, sino que también grabó la canción emblema de la puesta: “Acuario”.

Esa década fue especialmente prolífica para Horacio Fontova, ya que además de incursionar en la música y el teatro, fue parte también del arte y diseño de Expreso Imaginario, revista contracultura fundada en 1976. Pero Gesell le tenía guardada una experiencia más: “Después de unos veranos sin ir, volví a la Villa a finales de los ’70 para armar un taller de artesanías llamado ‘Pomelo. Lo hice con un amigo de la infancia llamado Erico, con quien parábamos en una carpa por la zona del Pinar”.

En 1982 comenzaría su época dorada en la música, ya que a partir de allí y durante los nueve años posteriores publicaría ocho discos. Bajo el nombre de Fontova Trío sacó un disco epónimo ese año y otro titulado “Rosita” en 1983. Con esa formación vino a Gesell para tocar en lugares emblemáticos de los veranos de esa década como La Mar en Coche y La Casona de Palermo, cuyos shows el Negro promocionaba auto-publicitándose en la Avenida 3 vestido de hombre-sánguche. También recuerda algunos shows junto a Alejandro Medina, ex bajista de Manal.

Luego llegaría el momento de Fontova y sus Sobrinos, la versión más popular de su carrera como músico. “Ahí la cosa ya era más profesional y organizábamos giras, así que no nos podíamos quedar mucho en alguna ciudad. De todos modos. durante uno o dos años alquilamos dos casas contiguas en Gesell y utilizamos la Villa como base de operaciones para salir a tocar no solo allí, sino también en Mar del Plata, Santa Teresita y otras ciudades de la costa”.

Finalmente los 90’ significarían el ascenso masivo de Fontova como actor, especialmente haciendo humor con varios personajes en el programa “Peor es nada” de Jorge Ginzburg. En esos pasillos de Canal 13 se cruzó con el realizador geselino Fernando Spiner, quien en ese entonces estaba trabajando en la telenovela “Cosecharás tu siembra”. “Salimos varias noches en planes de diversión y luego lo llamé para algunas películas que dirigí como `Adios, querida Luna’ y ‘Aballay, el hombre sin miedo’. Siempre recordaba que en Gesell pudo hacer sus primeros shows y ahí es donde lo encontraron para hacer Hair. Era un artista muy completo: poeta, escritor, actor, pintor, músico, dibujante y, sobre todo… ¡un capo!”, enfatizó Spiner sin titubear.

Las últimas visitas de Horacio Fontova a Gesell ya no fueron como músico, sino como actor de teatro en obras tales como “Porteños” u “Orquestas de señoritas”. Aunque hasta en esos viajes finales siguió repitiendo un hábito que perduraba desde la vez que conoció a la Villa: “Los desayunos en Torino eran religiosos”.

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