“Villa Gesell Rock&Roll” Lado B: Pil y el punk en la playa

Nuevo capítulo extra de la reedición del libro “Villa Gesell Rock&Roll” que Pulso Geselino publica de manera exclusiva. El legendario cantante Pil Chalar describe todas las visitas que hizo a la ciudad con Los Violadores, Pilsen y otros proyectos que fueron parte de la historia del punk argentino, además del vínculo que actualmente mantiene con Gesell.

(Capítulo extra del libro «Villa Gesell Rock&Roll»)

“Recordar la cantidad de veces que estuve en Gesell me resulta imposible” asegura Pil Chalar. El emblemático cantante que fundó la escena punk argentina con Los Violadores y luego continuó en otros proyectos, vino por primera vez en 1986 y de ahí en adelante regresó en innumerables ocasiones para tocar, para descansar o, como también sucede desde hace unos años, también para componer.

“La primera vez que vine a Villa Gesell fue en enero de 1986, con Los Violadores”, recuerda Pil. “Tocamos en una discoteca y paramos en el Hotel Atlántico, que está sobre el mar. Bajábamos a la playa permanentemente, y como nuestro manager tenía un silbato, le pedí que lo tocara. Automáticamente vino el guardavidas de ese balneario y le dijo: ¿¡sos pelotudo!?”.

Más adelante, en verano de 1993, Pil regresó con Pilsen, el grupo que armó después de la separación de Violadores. Y en el Gesell Rock 2006 (el último de los dos que se realizaron) tocó con la última formación de Los Violadores, aquella que tenía al Niño Khayatte en bajo y, curiosamente, a dos ex Pilsen que también habían venido en 1993: el guitarrista Tucán Barauskas y el baterista Sergio Vall.

Aunque, para el cantante, su show geselino más inolvidable sucedió en La Reina de 105 entre 2 y 3 con Stuk@Pil, el proyecto que había armado en 1999 junto al ex guitarrista de Los Violadores. “Lo recuerdo perfectamente porque ocurrió dos o tres días antes de casarme”, afirma. Y detalla: “Fue en enero de 2000”. En ese entonces Pil Chalar contraería matrimonio con Claudia y tiempo después decidiría establecerse en el país de ella, Perú, donde actualmente residen.

“Los del boliche sólo nos pagaron el micro, pero el de regreso era recién a la mañana siguiente al show. Así que tuvimos que dormir en un lugar detrás del escenario que nunca entendí si era un camarín o qué, porque estaba lleno de máquinas, como si fueran grupos electrógenos. Encima fue poca gente y no ganamos un centavo. Por suerte, aparecieron unos amigos de Villa Urquiza que estaban alquilando en Gesell y fuimos un rato, aunque después debimos esperar varias horas en la terminal”, recuerda Pil acerca del que acaso fue su último show como soltero.

Sin embargo la relación del cantante con Gesell adquirió una nueva dinámica a través de Federico, un amigo personal de Buenos Aires que tiene vivienda en la Villa y lo invita. O bien se la presta. Y así, haciendo uso de tal generosidad, Pil vino a la ciudad en 2016 para recluirse en ese departamento frente al mar y corregir los borradores de “Más allá del bien y del punk”, el libro que lanzó en coautoría con el escritor Juan Carlos Kreimer. “Esa vez vine a dedicarme exclusivamente a eso: me la pasaba leyendo los textos y descansando en un futón”, agrega.

Aquella experiencia creativa en Gesell fue tan buena que Pil decidió repetirla un año después, pero esta vez acompañado del Tucán Barauskas, guitarrista de la primera formación de Pilsen y también de la actual, rearmada justamente a fines de aquel 2017 con el bajista Tommy Loiseau y el baterista Tulio Pozzio.

De aquel viaje a Gesell en la primavera de 2017, Pil Chalar y el Tucán Barauskas se llevaron tres canciones. “Una se llama ‘Don Gato y su pandilla’, podrán imaginar por qué, y la otra ‘Rosso e nero’. Es que en varios discos míos compuse canciones que tienen que ver con ‘Rojo y negro’, nombre de un libro de Sthendal que fue muy importante para mí. Así salieron ‘Le rouge et le noir’, en francés, o ‘Rot und schwarz, en alemán. Y ahora usé el mismo título pero en italiano. La letra habla de un amor fantasmagórico”, describe el cantante.

La otra canción compuestas en Gesell fue “Greenwich soroche”, acaso la más desarrolla de las tres, ya que incluso forma parte del actual repertorio en vivo de Pilsen y es una de las fijas para el nuevo disco que están grabando con la banda. “La canción habla de un atentado al meridiano para cambiar las horas del mundo. Es una alegoría al poder y al desacato al mismo, por ahí va la cosa”, explica Pil.

“Encontré un sitio inspirador, aunque no frecuento los lugares tradicionalistas”, dice el cantante, quien prefiere bajar a la playa o perderse en kilométricas caminatas hacia Mar de las Pampas (¡Mar de las Punkpas!). “Me gusta que Villa Gesell sea salvaje, tenga arena, amplias playas… y frío”.

 

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