¿Por qué hubo tantos caracoles sobre la playa el fin de semana?

La Villa ofreció un inesperado espectáculo durante su feriado largo con la aparición de numerosos caracoles en la orilla. El año pasado había ocurrido un fenómeno similar y un biólogo marino de nuestra ciudad explicó las verdaderas causas.

noticias@gesell.com.ar | El sábado pasado, Villa Gesell amaneció distinta: sus orillas estaban bañadas de una enorme cantidad de caracoles gigantes. Los turistas y vecinos que pasearon por la playa a primeras horas del día se encontraron con un espectáculo inesperado. Uno de ellos tomó unas fotos y las subió a la cuenta de Facebook “Mar Geselino”. La publicación tuvo una repercusión impresionante y fue viralizada de manera masiva. Muchos se acercaron a la playa para ver el fenómeno y tratar de llevarse algún caracol de recuerdo. El lindo día y la cantidad de gente (producto del feriado largo) hizo que se acabaran rápidamente.

El año pasado se había producido un hecho similar, casualmente para otro fin de semana largo: el de Pascuas. Varios vincularon el fenómeno con un eclipse lunar reciente, teniendo en cuenta la influencia del satélite en las mareas. Versiones que tuvieron que ver más con la sensibilidad poética que con el rigor científico, de acuerdo a lo que reveló un especialista.

“Una causa frecuente de estos varamientos masivos (de caracoles) son las intensas corrientes de fondo que ocurren durante las sudestadas, como las que se dieron previamente”, afirmó en ese entonces el biólogo geselino Alan Rozenthal. Como en aquella oportunidad, este fin de semana también fue precedido de fuertes sudestadas. Aquella vez, Rozentahl también habló de otro fenómeno derivado de la sudestada en el que pocos habían había reparado: “Toda esa basura también fue arrastrada por las corrientes de fondo. Eso nos da una idea del impacto que tenemos sobre los ecosistemas marinos”.

Durante un primer momento se instó a locales y turistas a devolver los caracoles al mar si los veían varados en las orillas, aunque la mayoría de los moluscos se encontraba sin vida tras haber sido arrastrados por el agua y yacer toda la noche en la arena. Por eso, varios los recogieron en bolsas para higienizarlos y atesorar ese tesoro que el océano cuida con celo o expulsa con furia: el caparazón, cuerno encantado que conserva en su interior la melodía íntima del mar.

(Foto: Usuario de FB “Mar Geselino”)