Willy Crook: “Siempre queda bien decir: ‘Nací en Villa Gesell’”

El músico geselino acaba de editar su autobiografía por editorial Planeta. En la misma, titulada “Memorias improbables”, relata su interesante vida en distintos países y su prolífica carrera artística con el habitual tono irónico pero quirúrgico. Y el primero de los once capítulos lo dedica enteramente a su crianza y crecimiento en Villa Gesell.

POR J.I.P. | “Nací en Villa Gesell, sí, y creo que fue para impresionar a las estudiantes de psicología en el futuro. Porque convengamos que siempre queda muy bien andar por ahí diciendo “nací en Villa Gesell”. Digamos que casi siempre nací en Villa gesell, casi siempre que lo cuento”.

Con ese párrafo comienza “Memorias improbables”, la reciente autobiografía de Willy Crook que publicó la poderosa editorial Planeta. El músico le dedica enteramente el primero de los once capítulos de su libro a su vida en Villa Gesell, que abarcó desde su nacimiento hasta los 18 años (interrumpidos por una larga estadía en Europa).

Allí Crook habla de los lugares que habitó (desde un altillo en la galería Kenka hasta un terreno que sus padres compraron por medio del Plan Galopante), sus amistades, su experiencia escolar y, naturalmente, su vínculo con la música. Explicó que empezó escuchando rock argentino (Sui Generis, Vox Dei, León Gieco), pero también artistas brasileros como Gilberto Gil o Caetano Veloso. Y recuerda como una experiencia imborrable la de haber descubierto en estas playas “The dark side of the moon”, de Pink Floyd.

Aquellos años geselinos fueron de absoluta austeridad. Sus padres se dedicaban a la artesanía en cuero y plata y él mismo se daba maña para ganarse unas monedas vendiendo revistas usadas o barriendo en locales de videojuegos. Willy Crook fue a diversas escuelas geselinas, entre ellas el Anna Böttger, donde hizo el primer año del secundario. Luego se fue al delta del Río Santiago, entre Ensenada y Berisso, a estudiar en el Liceo Naval.

En coincidencia con el fin de su experiencia en el Liceo Naval, los padres deciden buscar mejor suerte en Málaga y la familia deja Gesell por unos años. “En ese momento Argentina era un gran país para conocer el mundo”, escribió Crook en la autobiografía, con su reconocido sarcasmo. Era plena dictadura militar.

Willy Crook y su familia regresan al país con la vuelta de la democracia y nuevamente aparece Gesell en su horizonte. Aunque brevemente: ese verano ve a Sumo en varios lugares de la Villa (como la disco Momentos, de 115 y Playa; o el Julia Bar, en 104 y 3) y al término del mismo recibe la propuesta de incorporarse a los Redonditos de Ricota, con quienes graba “Gulp!” y “Oktubre”, los dos primeros discos.

Aquel episodio significó el fin de su residencia fija en Villa Gesell. Pero, al mismo tiempo, implicó el inicio de su carrera artística, que también incluiría un breve paso por Los Abuelos de la Nada, distintos proyectos en Europa y, por último, la carrera solista que mantiene vigente desde la década del ’90.

El libro, de 150 páginas, incluye también muchas fotos, varias de las cuales naturalmente fueron sacadas en Villa Gesell.

“Hasta ahora mismo que lo escribo, nunca había pensado en cómo Gesell marcó mi personalidad”, reconoció Crook en otro pasaje de su libro. “Quizás en el gusto por los lugares agrestes, que sigo cultivando. Pero también en el hecho de arreglártelas solo, andar solo por la vida. Creo que tiene que ver con eso, pues todo quedaba lejos y todo lo hacía solo. Y siempre, casi siempre, he andado solo por el planeta”.

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