Un geselino en la carrera de bicis más importante de Latinoamérica

Se trata de Eduardo Provéndola, quien pocos días antes de cumplir 67 años completó los casi 86 kilómetros del Desafío Río Pinto. La competencia se realiza desde hace 24 años en un duro circuito alrededor de la localidad cordobesa de La Cumbre.

noticias@gesell.com.ar | El domingo se corrió una nueva edición del Desafío Río Pinto, la competencia de Mountain Bike más importante de Latinoamérica. Se trata de una dura prueba de 85 kilómetros entre las sierras cordobesas, más precisamente a la altura de las localidades de La Cumbre y San Marcos Sierras.

Repartidas en distintas categorías, largaron un total de cuatro mil bicicletas. Y, entre ellas, una geselina: la de Eduardo Provéndola, quien completó la prueba pocas días antes de cumplir 67 años.

Eduardo entrena y pedalea desde hace muchísimos años, pero más como cicloturista que como competidor. Por eso es que se dedicó principalmente a travesías personales, como los numerosos cruces a Chile que contamos anteriormente en otra nota.

Sin embargo, eventualmente se inscribe en competencias o en actividades por fuera de ese esquema. Como algún duatlón en Buenos Aires, o la escalada al Volcán Lanín que hizo junto a Mirta, su esposa.

El Desafío Río Pinto fue, por lejos, su experiencia competitiva más larga. Por eso comenzó a prepararse con intensidad ocho meses antes, en los cuales arrancó haciendo 300 kilómetros mensuales para terminar alcanzando el doble.

El año pasado, Clarín cubrió la carrera con una crónica que describía “clases emblemáticos que resumen las distintas “categorías” de los competidores”. Entre ellas, mencionaba como “caso testigo” el del “veterano de 60 que se anotó por primera vez y llegó casi al borde del desmayo, luego de casi ocho horas de pedaleo”. Eduardo, que nunca leyó esa nota, se planteó como objetivo preliminar llegar en seis horas y finalmente le terminó sobrando media.

“Igual quiero aclarar que fui muy tranquilo: mi objetivo era simplemente terminar”, reconoce con cautela. Además, señala un detalle que le dio a esta edición del Desafío Rio Pinto más dificultad que los anteriores: “Había llovido mucho y encima al principio estaba todo muy nublado. Nada riesgoso, pero había que ser muy prudente, sobre todo en las bajadas. Hubo accidentes de distinta naturaleza, desde golpes hasta fracturas. A veces el riesgo se lo pone uno”, explica.

Eduardo describe el circuito: “Comienza con una importante bajada desde La Cumbre hasta el valle del Río Pinto. Después hay un recorrido de más de veinte kilómetros hacia el pueblo de San Marcos Sierras, a partir del cual se produce la subida a lo que se conoce como el mirador del cerro Cuchi Corral. Luego se suceden ascensos y descensos rumbo a la ruta 38, donde pasás por un camino vecinal que atraviesa San Esteban, localidad al costado de La Cumbre”.

“En el primer tramo hasta San Marcos fui volando: le metí una hora. Pero después se puso muy bravo con muchas subidas y cuestas empinadas. Incluso viento en contra, Igual me sentí bien en todo momento. Solo paré dos veces y para hidratarme”, cuenta.

“Durante un largo tramo hubo viento en contra, barro y badenes. Divertido pero a la vez peligroso. Ahí vi accidentes feos, o gente que abandonaba. Se puso duro”, describe. “En ese sentido observé una muy buena organización con paramédicos en moto y servicios de rescate. Lo digo desde afuera, porque no soy un especialista en competencia, pero es importante sentirse “contenido” en una actividad como esta”.

“Fue una experiencia importantísima para mí. Me entrené muy bien y a conciencia de lo que se trataba un desafío así. Por eso estoy muy feliz de haber podido completar la prueba: todo el esfuerzo dio sus frutos”, concluye Eduardo.